jueves, 13 de diciembre de 2012

¡Alerta! Y pasaron ya dos horas desde las doce…




¡Alerta!



El milagro aún es esperado a las 14, hora de este poema



que escribo vivito y coleando.



Y pasaron ya dos horas desde las doce



del día doce, del mes doce, del año doce.



Pero tengo miedo de abrir la puerta y que por ella se meta la profecía



y mirar al reloj con sus polos cambiados y al tiempo con las aletas de la noche eterna.







Me toco y no lo creo…



Vengo del cementerio y no hay tumbas abiertas,



las aguas siguen bajando por el inodoro y no a la inversa



¡Ay y con temor de sacrilegio desenterré el libro sagrado!



Que no se entere el diablo escondido en la sumergida Atlántida



Y que no me lluevan las maldiciones del rey maya traicionado…







Me toco y no lo creo…



Me encuentro en el día aborrecido por el escrito de las galactitas,



mi temperatura: 36° C.,



mi computadora se olvidó de la fecha y siguió funcionando.



Me toco y no lo creo



porque sigue el misterio que ya me fue aclarado:



Parece que hoy no es miércoles y que en el contar se fugó una jornada



y que el año, según un gurú de la cueva olvidada en la que quedó el asteroide,



es un millón de años menos de lo pensado



¡Ay del mundo y de la civilización!



El fin está pronosticado para el 1.000. 2012… ¡Ay de mí!



Ernesto Kahan (no sé para qué registro si todo se va al carajo)…



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